miércoles, septiembre 13, 2006

La demolición del Convento de Capuchinos: una puñalada al corazón de Viña del Mar.


Estupefacto. Al tomar el retorno hacia Viña por puente Capuchinos, veo o más bien no veo los muros del Convento de Capuchinos sobre el murallón de la Avenida España. Sólo quedan restos sobre los cuales se mueven las palas mecánicas.

No ha valido que el Convento y la Iglesia de Capuchinos estén declarados de interés patrimonial en el Plan Regulador de 2002, pues una solicitud de permiso de obra había sido ingresada con anterioridad a su vigencia.

No ha valido de nada tampoco el reclamo de los vecinos y del diputado.

No vale el sentimiento de los viñamarinos frente a la ciudad que se pierde y se demuele. Acá manda el negocio inmobiliario.

Aún siendo agnóstico, creía que las iglesias, como Casa de Dios (recuerdo las clases de catecismo cuando niño), estaban ajenas a este negocio.

Busco una foto antigua mía en Caleta Abarca para encontrar los muros de Capuchinos a lo lejos, hito del borde costero entre Viña del Mar y Valparaíso. También se adivina la espadaña que ya no está.

Recuerdo la pelea que da otro grupo ante esta plaga de demoliciones, esta vez en Valparaíso, para salvar la Scuola Italiana donde estudié. Y me acuerdo del Dante, que si fuera viñamarino seguro que le dedica un círculo del infierno al gerente de la inmobiliaria y a los curas capuchinos.